Es muy común escuchar las palabras pulverizar y aplicar como sinónimos en el ámbito agrícola, cuando se habla del uso de fitosanitarios. Sin embargo, cuando se analiza en detalle, nos damos cuenta que son dos cosas completamente diferentes.
Cuando cotidianamente utilizamos aerosoles desodorantes, rocío vegetal para cocina, insecticidas en aerosol, perfumes en presentación spray, pistolas de pintura y productos de limpieza en envases con gatillo atomizador; estamos pulverizando o rociando una superficie con un líquido en pequeñas gotas, atomizadas.

Según la RAE (Real Academia Española), pulverizar se define como la acción de esparcir un líquido en partículas muy tenues, a manera de polvo. Rociar, por otro lado, como esparcir agua u otro líquido en forma de gotas pequeñas.
Pulverizar y pulverización hacen referencia específicamente al proceso hidráulico de generación de gran número de pequeñas partículas (gotas) de un caldo (mezcla, suspensión, emulsión o dilución) de una formulación comercial de producto químico en un líquido, generalmente agua, colocada en el tanque de la máquina.
Es por eso que esa máquina se llama pulverizadora. La intención es producir pequeñas gotas y conseguir un máximo de cobertura de superficie-blanco (suelo, hojas del cultivo, hojas de la maleza, insectos, patógeno) con un mínimo volumen posible de caldo.

La aplicación de fitosanitarios, en cambio, se define como: “el empleo de todos los conocimientos científicos necesarios para que un determinado fitosanitario llegue al blanco; en cantidad suficiente para cumplir su cometido sin provocar contaminación ni derivas”.
Este concepto incluye además de la pulverización (generación de gotas desde un líquido), el uso de técnicas para la aplicación de fumigantes y otras formulaciones especiales. Y requiere, además, trabajar con un enfoque sistémico, integrador, que contemple el análisis y la interacción de múltiples variables; tal como fuera definido por diferentes autores desde el inicio de esta visión.
Esta modalidad de trabajo exige la integración de varias especialidades que, generalmente, no las aborda una sola persona; por lo que demanda el trabajo en equipos.
A raíz de esta gran diferencia, desde la década del 60 desde distintas organizaciones; se llama a los productores e ingenieros agrónomos a aplicar fitosanitarios en lugar de simplemente pulverizarlos.
La aplicación de fitosanitarios debe ser el resultado del análisis de la interacción de los siguientes factores:

Tener en cuenta todos estos factores es indispensable para realizar un buen tratamiento, ya sea al pulverizar o al aplicar estos productos. Pero además, es necesario por las presiones ambientales y sociales que involucran estas prácticas.


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