Tabla climática: ¿pulverizar o no pulverizar?
La tabla climática es una herramienta vital para la toma de decisiones acerca de la conveniencia de pulverizar o no. Indica al operador los valores de las variables climáticas de temperatura y humedad relativa.
La calibración de la maquinaria y los equipos, la calidad de los productos y las dosis pertinentes al cultivo son controlables. No obstante, estas condiciones del clima escapan a tal manejo. Solo queda evaluar el contexto climático para poder decidir.
En las líneas siguientes conocerás más acerca de lo importante que resulta sopesar las condiciones climáticas para lograr pulverizaciones efectivas.
Índice
¿Qué indica la tabla climática?
El aplicador se vale de instrumentos para recopilar los datos de temperatura del aire (ºC) y humedad relativa (%). Dichas mediciones se realizan en el momento planificado para la pulverización y así conocer las condiciones.
La tabla climática contiene estas dos variables que pueden afectar negativamente la aplicación. Ante determinados valores, el profesional puede establecer un escenario evaluable para decidir sobre la conveniencia de la pulverización.
Los valores recabados de temperatura del aire (ºC) y humedad relativa (%) se marcan en el gráfico de dos ejes. Esta tabla delimita un área comprendida entre 0 y 120% de humedad y 0 a 40 grados de temperatura.
Una línea azul atraviesa dicha área con la finalidad de delimitar visualmente las condiciones para pulverizar o no. En esa tabla climática se cotejan gráficamente los datos recabados in situ por el aplicador.
Si los datos recabados y representados en el gráfico quedan por encima de la línea azul se puede pulverizar. Por el contrario, si la representación queda por debajo de la línea azul, entonces no se debe pulverizar.
La tabla climática y su apoyo en las pulverizaciones
La tabla climática establece en una curva la correlación entre el porcentaje de humedad relativa y la Temperatura. Ambos valores por separado son insuficientes, porque la pulverización se ve afectada por la interrelación de ambas variables.
De esta correlación podemos conocer cuando la evaporación es desfavorable para la pulverización. Recordemos que la pérdida de agua por evaporación puede afectar el diámetro de las gotas y la concentración.
Conviene registrar el histórico de las condiciones de las pulverizaciones. Apuntar las fechas, temperaturas y humedad relativas al inicio y finalización de las aplicaciones. De esta forma se tienen referencias útiles para evaluar resultados y mejorar procesos.
Por otro lado, la realización de mediciones antes y después de las pulverizaciones provee información valiosa para evaluar el procedimiento. Estas mediciones deben realizarse en el sitio de la aplicación para contar con datos confiables.
La efectividad de las pulverizaciones depende del clima
Así como la tabla climática es un marco de referencia para la toma de decisiones, también hay que evaluar otra variable. El viento es un indicador climático que afecta la deriva y la inversión térmica.
Utilizando equipos digitales se registra en km/h el viento. La veleta muestra la dirección, mientras que el anemómetro registra su velocidad.
Para la pulverización debe medirse a la altura del botalón y sin resguardo, ya que incide en la deriva y en la evaporación. Con una misma temperatura y humedad relativa, pero con mayor velocidad del viento, aumenta la evaporación.
La deriva puede disminuirse con apoyo de las pastillas y coadyuvantes adecuados. No obstante, los parámetros ideales para pulverizar se encuentran en un rango entre 4 a 15 km/h. Fuera de este marco resulta preferible no pulverizar.
La inversión térmica es un fenómeno que también debe chequearse. Se produce por la ausencia de viento y la confluencia de otras variables ambientales: noche fría y baja humedad relativa.
Consiste en una masa de aire frío atrapada entre el suelo y una masa de aire caliente a mayor altura. En este caso conviene no pulverizar hasta que desaparezca la condición climática.
El impacto del cambio climático en la agricultura
Los rendimientos de los cultivos dependen en un porcentaje importante de las condiciones climáticas. Por ello, el manejo dentro de unos parámetros ambientales más o menos regulares permite prácticas agrícolas estandarizadas.
Las variaciones drásticas por la incidencia del cambio climático en la agricultura constituyen un elemento a tener presente. En este sentido, el desarrollo de buenas prácticas agrícolas obedece a instaurar modelos de desarrollo sostenible.
Estas variaciones climáticas son afrontadas por los productores con estrategias de adaptabilidad en la producción. Pensemos que elementos como los cambios pluviométricos en verano y los térmicos en invierno inciden en la producción.
Frente a un panorama climático cambiante conviene adoptar modelos de planificación operativa y estratégica. Así, se aprovecha la información sobre el clima para poder moverse en un escenario con alto nivel de incertidumbre climática.
El primer modelo brinda acciones a corto plazo, mientras que el segundo escenarios a largo plazo. Las tablas climáticas son herramientas útiles en el primero, mientras que los calendarios agrícolas lo son para la planificación estratégica.
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Conclusión
La tabla climática muestra claramente al aplicador índices objetivos para decidir sobre si realizar o no la pulverización. De esta manera debe ser eficiente en la recolección de datos y en su representación en el gráfico.
Una pulverización eficiente se logra con variables que son manejables por el aplicador: calibración, calidad de los productos y las dosis. Las variables tales como humedad relativa, temperatura, viento, evaporación escapan de su control.
Frente a la incapacidad de controlar estas variables, solo queda saber identificarlas y utilizarlas para evitar pérdidas por aplicaciones ineficientes.
El cambio climático trastoca las regularidades esperadas del clima, generando efectos negativos en la producción. Las buenas prácticas agrícolas evitan incrementar ese deterioro ambiental y apuestan por el desarrollo sostenible.
Las herramientas y técnicas agrícolas, junto a la asesoría de profesionales permiten responder a los retos medioambientales. La planificación operativa y la estratégica resultan valiosas ante las variaciones del cambio climático.
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Muy buena la forma de explicar gracias