La producción de cultivos energéticos se ve impulsada por la subida abrupta de los precios mundiales del petróleo, como resultado del desbalance entre la oferta y la demanda, problemas políticos y sociales en los países productores de petróleo, y la preocupación porque las reservas son limitadas.
Otra de las fuerzas impulsoras es la seguridad del abastecimiento energético, sobre todo en países desarrollados que dependen en gran medida del petróleo que importan y buscan la manera de lograr una independencia energética.
Las preocupaciones sobre el calentamiento global es otra de las razones, los países están buscando energías renovables para disminuir las emisiones de gases efecto invernadero (GEI). Uno de los mayores contribuyentes con emisiones GEI es el transporte.
Los cultivos energéticos son aquellos a partir de los cuales se pueden obtener los biocombustibles. Estos pueden dividirse en 2, los cultivos que producen aceite y generan el biodiesel, y los cultivos que producen alcohol, dando como producto final bioetanol.
La producción de cultivos energéticos se extiende cada vez más para generar biocombustibles.
Se trata de una alternativa energética muy reciente, centrada principalmente en el estudio e investigación del aumento de su rentabilidad energética y económica.
El desarrollo de estos cultivos energéticos suele ir acompañado del desarrollo paralelo de la correspondiente industria de transformación de la biomasa en combustible.
Por eso, la agroenergética constituye una verdadera agroindustria, donde hace falta que la producción y la transformación estén estrechamente relacionadas, tanto desde el punto de vista técnico y económico, como geográfico.
La producción de cultivos energéticos ha tomado relevancia en los últimos años. Esto se debe a los beneficios que otorga a la sociedad.
Al producir biocombustibles, se evita la emisión de gases de efecto invernadero al ambiente. Esto se debe a que para producir combustible a partir de materiales vegetales, la planta debió tomar dióxido de carbono del ambiente en primera instancia.
Además, al necesitar de mayor cantidad de cultivos, se favorece la utilización de mayor cantidad de mano de obra, como así también el desarrollo de empresas dedicadas a la producción de biocombustibles.
Entre las principales ventajas o beneficios de los cultivos energéticos destacan las siguientes:
Entre todas las desventajas, se destacan tres:
Los cultivos energéticos se dividen en 2 grupos, los que producen Biodiesel, que son aquellos con alto contenido de aceite. El aceite sufre transformaciones y pasa a ser biodiesel.
Algunos ejemplos son: Colza, soja y girasol
En cambio, para la producción de bioetanol, se requiere de cultivos con alto contenido de azúcares. Estos azúcares se fermentan y producen el bioetanol. Algunos ejemplos pueden ser: Caña de azúcar y maíz.
En Argentina el único cultivo utilizado para producir biodiesel es la soja. En cuanto a la producción de bioetanol, es obtenido de diferentes medios.
Los utilizados son: melaza, un subproducto de fabricación de azúcar, de jugo directo de caña de azúcar (Sacharum officinarum L) y de los cereales, principalmente el maíz (Zea mays), el cual fue incorporado con posterioridad a la caña.
El sector de biocombustibles experimentó a lo largo de la última década un notable desarrollo en nuestro país, logrando posicionarse como uno de los principales productores en el mundo.
La producción de biocombustibles a partir de cultivos energéticos se expandió en gran medida los últimos años.
Permitió diversificar la matriz energética mediante el uso de combustibles limpios. Si bien esa diversificación es aún muy limitada, su utilización constituye un gran aporte al ambiente, las economías regionales y el abastecimiento de combustibles.
El porcentaje de mezcla de biocombustibles con combustibles originados del petróleo llega hoy al 10% para biodiesel y 12% para bioetanol.
La proliferación de cultivos energéticos en nuestro país, es muy favorable, tanto para la producción propiamente dicha, como también para distintos aspectos sociales y ambientales.
La transformación de los cultivos en biocombustibles, favorece la contratación de personal y el desarrollo de las empresas.
En el aspecto ambiental, la producción de gases y contaminación disminuye en gran medida, logrando 99% menos de óxido de azufre, 30% menos de hidrocarburos inquemados y 25% de monóxido de carbono.
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