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El futuro de la agricultura para las próximas décadas se presenta como un reto para las políticas públicas y para el sector productivo. Los cambios en términos ambientales, comerciales, políticos y sociales presionarán sobre la productividad.

Las proyecciones poblacionales de la FAO establecen que para 2050 habrá 9.000 millones de habitantes. Tal impacto global se presenta para la agricultura argentina como un gran desafío en términos estratégicos, tecnológicos y comerciales.

Los productores y profesionales del agro requieren una visión prospectiva del panorama a veinte años para adelantarse a los eventos. En los siguientes apartados encontrarás información muy importante para la debida planificación agrícola.

Índice

¿Qué nos espera para el sector agrícola en 20 años?

El futuro de la agricultura en las próximas dos décadas estará condicionado por las variables que formarán parte de los escenarios:

  • Aumento de la población en una progresión geométrica.
  • Mayor exigencia de alimentos ligada a un mayor nivel de adquisitivo.
  • Variación en el consumo debido a los cambios de los hábitos alimenticios.
  • Aumento de la presión sobre los recursos naturales disponibles.
  • Deterioro ambiental a consecuencia del cambio climático.
  • Disminución de la disponibilidad de agua.
  • Migración de la población rural a los centros urbanos.
  • Incremento de la tecnología.
  • Sustitución de los combustibles fósiles por otras fuentes de energía alternativa.
  • Movilidad global de los grandes capitales.

El panorama

Prevé el futuro de la agricultura

La infraestructura agrícola de la economía argentina le permite responder a las crecientes demandas globales de alimentos e insumos. Por otra parte, la amplia gama de suelos y climas permiten una variada producción de cultivos.

Frente al reto de abordar la seguridad agroalimentaria, el campo argentino produce para alimentar a 400 millones de personas. De allí que una actividad de tal magnitud impacta el ambiente, la biodiversidad, el clima, los recursos y los hábitats.

Hablamos entonces de contaminación ambiental, degradación de los suelos, pérdida de la biodiversidad y agotamiento de los recursos. Como efecto inmediato, el modelo de producción perdería capacidad de respuesta y se agotaría.

En este sentido, los productores requieren innovación tecnológica permanente para lograr cosechas mayores y de mejor calidad de forma sostenible. De esta manera se preserva la rentabilidad, sin deteriorar los  agroecosistemas.

Los grandes retos

Dado el historial de crecimiento y desarrollo del sector agropecuario, agroalimentario y agroindustrial argentino durante los pasados 50 años, se necesita:

  • Inversión.
  • Innovación.
  • Políticas gubernamentales con reglas claras.

Desde esta base, las cadenas (agroalimentaria y agroindustrial) requieren mejoras en las tecnologías del agro para producir más y mejores productos. Por otro lado, los actores involucrados necesitan mantener el flujo de productos en el mercado.

Un aspecto que resulta cardinal en la ecuación planteada es la creación de valor agregado a lo largo de cadena. La rentabilidad aumentará en la medida en que se incremente la participación de actores que procesen materias primas y agreguen valor.

“El futuro de la agricultura exige de los productores mayor innovación para fortalecer la rentabilidad y la seguridad agroalimentaria.”

Resulta evidente que el impulso de estrategias gubernamentales y empresariales adecuadas generaría mayor riqueza y distribución de la misma. Existen los recursos necesarios, el conocimiento, la tecnología, la infraestructura adecuada y el mercado.

Las posibles soluciones

Descubrí el futuro de la agricultura

El escenario descrito anteriormente debe ser abordado desde las ventajas que la tecnología actual brinda. Si bien es cierto que los problemas son grandes, no menos cierto resulta que contamos con la tecnología para resolverlos.

La innovación tecnológica del agro es un proceso permanente dentro de la agenda de los productores. Con esta estrategia podrá contar con ventajas que le permitirán incrementar la productividad y desarrollar agricultura sostenible.

Pensemos por un momento en los recursos que permanentemente se desarrollan o actualizan:

  • Ingeniería genética para lograr semillas más resistentes a las plagas o la sequía.
  • Productos para beneficiar al campo que tienen mayor eficiencia y son ambientalmente amigables.
  • Tecnología de procesos y del conocimiento para optimizar la producción.
  • Técnicas de manejos de cultivos con principios ecofisiológicos.

También resulta conveniente señalar que las inversiones en los diferentes eslabones de las cadenas fortalecen el negocio. Mencionemos, en este sentido, el impacto de la agroindustria productora de biocombustibles como un ejemplo.

¿Es positivo el futuro de la agricultura?

La prospectiva como estrategia para abordar el futuro tiene la virtud de prefigurar los posibles escenarios con base científica. Por esta vía, los indicadores apuntan a unas ventajas competitivas de producción para un inmenso mercado.

Los ajustes en los procesos de producción de alimentos y materias primas resultan naturales ante los signos de alarma anunciados. Lo razonable es realizar los cambios pertinentes para rectificar y garantizar la sostenibilidad.

La propia complejización de la agricultura implica la participación de nuevos actores más especializados en sus ámbitos. En igual proporción la acción de todos sobre la forma de producir tiene un efecto sinérgico positivo.

Resulta importante recalcar el papel de las empresas de servicios agrícolas como catalizadores de los procesos. Estas cuentan con la experticia profesional actualizada para proveer productos y servicios acordes con los retos propuestos.

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Conclusiones

La presión global para aumentar la productividad del campo contrasta con los problemas que genera en el ambiente. Por otra parte, el impacto sobre los ecosistemas pone en peligro el futuro de la agricultura, si no se actualiza el campo.

Frente a tal panorama, contamos con un histórico agropecuario y unas condiciones favorables para seguir produciendo. Ahora bien, la sostenibilidad de la agricultura depende de la innovación tecnológica de los grandes y pequeños productores.

Las cadenas agroalimentarias y agroindustriales por su lado tienen la responsabilidad de fortalecer la seguridad agroalimentaria. En todos los eslabones se requieren empresas y profesionales que garanticen el éxito de la innovación.

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