Cultivos de cobertura
Índice
¿Qué son los cultivos de cobertura?
Los cultivos de cobertura, también llamados cultivos de servicios, son una herramienta potencialmente útil que pueden ayudar a revertir algunos de las debilidades de los sistemas de producción agrícola actuales.
Son, en la mayoría de los casos, realizados sin fines económicos directos, y se implantan entre dos cultivos en los cuales se persigue un fin económico.
Beneficios de los cultivos de cobertura
A diferencia de otros tipos de cultivos, los cultivos de cobertura permanecen casi intactos en la superficie del suelo. Este simple hecho aporta al sistema múltiples beneficios.
Quizás el principal beneficio, es la mitigación de la erosión del suelo. Además, el desarrollo de un vasto sistema radical contribuye a una mejora en la agregación y densidad del suelo que contribuye a disminuir la compactación del suelo (con un incremento en la porosidad), entre otras propiedades físicas del suelo.
Estas mismas condiciones son las que propician una mejora en las condiciones que beneficia la fauna y flora edáfica.
La presencia de un cultivo produciendo biomasa que la retorna al sistema (fijación de C); también contribuye a mejorar las ya mencionadas propiedades físicas del suelo; como así también las propiedades químicas (fertilidad) a través de la captura de nutrientes y una disminución en la pérdida por lavado o lixiviación.
Al mismo tiempo, la cobertura vegetal aporta N (por fijación simbiótica en leguminosas; ej.: vicia), entre otros nutrientes, al momento de la descomposición de la biomasa vegetal subterránea y aérea del cultivo lo cual contribuye a incrementar el ciclado de nutrientes y la fertilidad del suelo.
De ambos párrafos se deduce que uno de los principales objetivos puede estar ligado a la protección del suelo y mejora de los indicadores de calidad del mismo.
Cultivos de cobertura para el control de malezas
Existe importante evidencia del beneficio que tiene la inclusión de cultivos de cobertura en los sistemas agrícolas sobre el manejo de malezas. Los mecanismos por las cuales pueden ejercer su “efecto dominador” sobre las malezas son variados.
Básicamente y a nivel general lo que ocurre está asociado al rápido crecimiento y vigor de los mismos, que contribuyen a disminuir el crecimiento de las malezas por competencia interespecífica por los recursos.
También, dejan en superficie un volumen considerable de residuo vegetal que interfiere físicamente en la germinación y emergencia de malezas.
La cobertura produce asimismo cambios en las condiciones (To y Ho) del suelo que impiden o retrasan la germinación. Algunas especies (ej.: centeno) incluidas en los cultivos de cobertura liberan compuestos alelopáticos que impiden la germinación de semillas y el desarrollo de plántulas de malezas.
Todas estas condiciones contribuyen en el tiempo al envejecimiento y disminución del banco de semillas del suelo.
Existen otros mecanismos por los cuales los cultivos contribuyen al control de malezas; sin embargo, han sido muy poco estudiados.
Todos estos mecanismos que modifican (o afectan) la aparición de malezas llevan a desfasar y reducir el período de competencia entre las malezas y el cultivo posterior al cultivo de cobertura; y a la vez, facilitar el control de las malezas, utilizando otros métodos de control (químicos, mecánicos, culturales, etc.).
Respecto a los sistemas agrícolas actuales basados en el uso de agroquímicos; la utilización de cultivos de cobertura podría contribuir a la reducción en el uso de herbicidas, principalmente de aquellos utilizados en los períodos de barbecho de otoño e invierno.
La supresión de malezas primavero-estivales está muy relacionada a la producción de biomasa y la degradación de la misma por parte de estos cultivos.
Especies integrantes de un cultivo de cobertura
En nuestro país se podría utilizar un amplio rango de especies, cultivadas de forma monofítica o polifítica.
La utilización de cultivos de cobertura con solo una especie tiene como ventaja principal la sencillez en el manejo del cultivo. Por el contrario, la siembra de más de una especie trae aparejada un cierto grado de complejidad a la hora de seleccionar el método y forma de terminación.
Esta desventaja, se ve en general minimizada por el aporte que los cultivos de cobertura polifíticos ejercen al ocupar un nicho ecológico más amplio que permite aprovechar de forma más completa los recursos; y a su vez, permite cumplir distintos objetivos dentro del sistema productivo particular.
A grandes rasgos pueden estar integrados por especies gramíneas [avena (Avena sativa), centeno (Secale cereale), triticale (Tritico secale)] y por leguminosas (vicia). También pueden ser utilizadas algunas especies de crucíferas tales como nabón forrajero (Raphanus sativus), nabos o colzas (Brassica rapa y Brassica napus L.) y las mostacillas (Sinapsis alba y Brassica juncea).
Manejo de los cultivos de cobertura
Son varios los aspectos relacionados al manejo de cultivos de cobertura que son determinantes en función del objetivo perseguido por el productor.
Para un óptimo crecimiento y desarrollo de las especies implantadas es de suma importancia una siembra temprana (marzo-abril). Esto permite aprovechar las precipitaciones del otoño y obtener una cobertura temprana del suelo que contribuye a un control eficaz de las malezas.
La disponibilidad de la maquinaria adecuada y/o cuestiones climáticas, podrían retrasar la siembra. En general, siembras posteriores a mayo, comprometen la competencia con las malezas. Estos aspectos inherentes a la implantación del cultivo de cobertura son muy dependiente de la/s especie/s integrante/s del cultivo de servicio, las condiciones ambientales, y el cultivo antecesor.
Otro factor importante como herramienta de control es la uniformidad del cultivo y la densidad de siembra. A mayor distancia entre hileras mayor posibilidad de que las malezas proliferen dado la falta de cobertura de la superficie del suelo.
La distancia entre hileras debería ser considerada en función de la/s especie/s incluidas en el cultivo de cobertura y del hábito de crecimiento de las mismas. Si el objetivo principal de los cultivos de cobertura es el control de malezas, sería deseable estrechar al máximo posible la distancia entre hileras.
¿Cuándo se recomienda terminarlos?
La terminación del cultivo de cobertura es clave para el efectivo control de malezas; desde la terminación y durante buena parte del ciclo del cultivo estival posterior.
Por esta razón, el momento y el método utilizado para de terminación de un cultivo de cobertura y su efecto sobre el desempeño del cultivo posterior son probablemente dos de los puntos más estudiados a nivel mundial.
Momento de terminación
El momento de terminación de un cultivo de cobertura está directamente relacionado al objetivo con el cual se llevó a cabo el mismo; y está determinado en gran medida por la fecha de siembra del cultivo estival posterior.
Al momento de terminación del cultivo de servicio se debe asegurar un balance de agua óptimo para que el cultivo estival posterior cubra, al menos, el requerimiento hídrico en sus primeras etapas de crecimiento (germinación, emergencia y establecimiento).
Una toma de decisiones errónea en términos del momento de terminación puede conducir también a un defectuoso control de malezas. Una terminación temprana puede liberar el suelo para que las malezas se desarrollen y/o emerjan nuevas camadas.
Este escenario, requeriría la utilización de herbicidas en el cultivo de grano posterior al cultivo de cobertura.
En términos de balance de agua, la terminación está también relacionada a las especies que componen el cultivo y es muy variable dependiendo de las condiciones climáticas durante el ciclo del cultivo.
Por ejemplo, raigrás ha sido citado como una especie que consume mayor cantidad de agua en su etapa final. Para un año con déficit hídrico estacional, la terminación del cultivo de cobertura con raigrás debería ser anticipada tanto como sea posible.
Método de terminación
En general, los cultivos de cobertura en rotación son terminados con el método de secado químico con herbicidas. Se utilizan herbicidas no selectivos tales como glifosato, paraquat o glufosinato de amonio.
Este método tiene la ventaja de lograr una terminación más uniforme del cultivo de cobertura. Sin embargo, no todas las especies son controladas con la misma efectividad como es el caso de los tréboles o la vicia que son más tolerantes a glifosato que las gramíneas.
Bibliografía consultada
• Alvarez, C.; A. Quiroga; D. Santos; M. Bodrero. (Eds.) 2012. Contribuciones de los cultivos de cobertura a la sostenibilidad de los sistemas de producción. Ed. INTA. 170p.
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