Equipo pulverizador agrícola. ¿Por qué debes tener uno?
El equipo pulverizador es uno de los aliados responsables del incremento sustancial de la producción agrícola argentina. Se distingue por la eficiencia en la aplicación de fitosanitarios para controlar enfermedades, plagas y malezas.
El avance tecnológico permite desarrollar maquinarias avanzadas para uso del productor agrícola moderno. Técnicas como la agricultura de precisión aumentan la productividad con la incorporación de estos equipos que incrementan la eficiencia.
Si deseas conocer más acerca del tema, te actualizaremos con respecto a esta pieza fundamental para el desarrollo de una agricultura sostenible.
Índice
¿Qué es un equipo pulverizador agrícola?
El equipo pulverizador es la maquinaria encargada de fraccionar el caldo de pulverización en millones de gotas. Esta acción se efectúa dentro de un rango de diámetro adecuado de gotas para alcanzar de forma efectiva el blanco a controlar.
El diseño permite determinar las dosis de los fitosanitarios aplicados. Existen equipos de tipo manual, hidráulicos y autopropulsados. Cada uno de ellos requiere un tipo de calibración y manejo apropiado para lograr su máximo rendimiento.
La mochila pulverizadora es el equipo manual más sencillo. Se emplea en pequeñas extensiones y su carga llega a un máximo de 20 litros. La bomba de diafragma o de pistón es accionada con una palanca por el aplicador, quien realiza la pulverización.
En el caso de los equipos hidráulicos resaltan las máquinas pulverizadoras de botalón. Estas se emplean en cultivos extensivos de cereales.
Características de un equipo pulverizador
El equipo pulverizador hidráulico constituye un circuito formado por:
- Depósito: elaborado con un material que no reaccione químicamente con el caldo pulverizador. Carece de ángulos y puntos oscuros para evitar aglomeración de residuos. Debe poseer boquillas para su limpieza.
- Bomba: puede ser de dos tipos: centrífuga o de desplazamiento positivo. La diferencia entre una y otra radica en la relación de prestaciones entre caudal y presión que brinda cada tipo.
- Sistema de filtros: estos van distribuidos a lo largo del circuito para evitar el paso de impurezas hacia los picos del botalón. Los hay de carga, de canasta, de línea, principal y de pastillas.
- Válvulas: sirven para abrir o cerrar el paso total o parcial del líquido por el circuito en diversas partes. Pueden ser manuales o eléctricas.
- Manómetro: permite conocer la presión del sistema para verificar su correcta regulación.
- Sistema de mandos: conformado por los implementos manuales, eléctricos o electrónicos que permiten al aplicador definir parámetros de trabajo.
- Botalón: es una estructura metálica de extensión variable y plegable que soporta los caños y portapicos con sus respectivas pastillas. Tiene altura ajustable.
Aprende a usar un pulverizador agrícola
Las aplicaciones efectivas son la meta de optimización en el uso del equipo pulverizador. Para ello se deben aprender aspectos fundamentales:
Parámetros de aplicación:
- Tipo de aplicación: total o en bandas. En la primera se cuida la superposición, el tipo y la orientación de las pastillas. En la segunda se determinan las pastillas apropiadas, se define el ancho de banda y la altura de pastilla.
- Velocidad de avance: el operador controla la marcha del tractor sobre las variables estimadas de distancias y tiempos.
- Ancho de labor: el aplicador, basado en diferentes variables, lo establece con relación a la altura del botalón. Luego, evalúa con papel hidrosensible y ajusta.
- Presión y caudal por pastilla: después de verificar el caudal con probeta y cronómetro, el operador vigila la presión en el manómetro.
- Tipo y número de pastillas: su número y disposición en el botalón son variables y dependen de los cálculos del aplicador.
Otro elemento que debe conocerse es el marco de seguridad establecido en las regulaciones legales. En este sentido, resulta imprescindible la capacitación técnica de los aplicadores.
Conviene mencionar las siguientes regulaciones:
- Resolución 350/99, Senasa. Manual de procedimientos, criterios y alcances para el registro de productos fitosanitarios en la República Argentina
- Ley Nº 10.699/88. Ley Provincial de Agroquímicos (Pcia. Bs. As.). Por medio de ella se regula la utilización de productos químicos en la producción para proteger adecuadamente la salud humana.
- Decreto Reglamento 499/91. Reglamentación de la Ley de Agroquímicos.
Precauciones del pulverizador agrícola
El manejo del equipo pulverizador conlleva un uso responsable por parte del aplicador. La toxicidad de los productos aplicados exige conocimiento por parte de los operadores involucrados.
La seguridad en la aplicación debe alcanzarse en función del aplicador y del entorno.
El aplicador debe estar capacitado en la tecnología de aplicación, dadas las implicaciones de la toxicidad. Nos referimos específicamente a la discriminación entre riesgo y peligro por exposición.
Las vías de ingreso de sustancias tóxicas al cuerpo humano son: dermal, respiratoria y digestiva. Los ojos son una vía expedita de ingreso al torrente sanguíneo.
Debe conocer y utilizar eficientemente los elementos de protección personal (EPP), desde la preparación de la mezcla hasta la aplicación. Tales elementos son:
- Máscaras antigases.
- Gorro o sombrero.
- Antiparras y mascarillas de doble filtro. Cumplen la función de proteger los ojos, nariz, boca y cabeza de la exposición a agentes tóxicos.
- Traje impermeable que conste de pantalón y mangas largas.
- Guantes y botas de goma de caña alta a fin de disminuir la exposición del cuerpo.
Debe tener capacidad de calibrar el equipo para controlar la dosis adecuada.
Las precauciones medioambientales serían:
- Medición de la velocidad y dirección del viento para disminuir la deriva.
- Manejo adecuado de los envases usados y de las aguas de lavado.
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Conclusiones
El mayor rendimiento del equipo pulverizador se alcanza con el conocimiento de sus características y manejo. En este sentido, la asistencia de una empresa de servicios agrícolas como AgroSpray brinda un apoyo integral.
La incorporación de la tecnología más avanzada permite aumentar la productividad al tiempo que se garantiza el desarrollo sostenible.
Toda inversión en formación de aplicadores eficientes redunda en buenas prácticas agrícolas y mayor producción.
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